Gucci presentó su primera colección de ropa masculina el viernes sin su ex director creativo, Alessandro Michele. Si bien abrió simultáneamente la Semana de la Moda Masculina de Milán, también fue el primer desfile independiente de Gucci después de años de presentación en un formato mixto. Ciertamente estuvo muy lejos de su presentación de septiembre en Twinsville.
Mientras el sonido de un bajo y una voz llenaban el aire, los modelos comenzaron a surgir en un momento que, tanto literal como figurativamente, levantó la casa de su pasado reciente, rompiendo con la ornamentación y el estilo poético que se había convertido en sinónimo de la estética de Michele. Atrás quedaron las expresiones multisensoriales, coloridas y sin género, para dar paso a una silueta lánguida, aunque sobria.
Una nueva simplicidad
Esto condujo a una simplicidad que era nueva para Gucci, incluso si es una dirección que han tomado otras casas de lujo desde el regreso de las presentaciones en pasarela después de la pandemia. Como la marca más rentable de Kering, cualquier transición entre el nombramiento de directores creativos y el establecimiento de nuevas estrategias deberá ser microgestionada para no perder clientes o impulso de ventas mientras tanto.
Los pantalones ondulados combinados con chaquetas extragrandes y abrigos largos le dieron un toque deportivo a la oferta de otoño de Gucci para hombres. En términos de estilo, se alejó de cualquier cosa demasiado elegante, incluso en comparación con los ex diseñadores de la casa, Tom Ford y Frida Giannini. Con el gorro omnipresente en la mayoría de los estilos, fue pesado en los años ochenta, con calentadores de piernas en capas y botas pixie como tendencia recurrente. Los accesorios se mantuvieron al mínimo, al menos en el hardware favorito de Michele, pero los bolsos amarillos y rosas aportaron color y una blusa y pantalones de lurex fueron un guiño a sus creaciones inclusivas de inspiración vintage.
La ropa deportiva era grande, con rayas aeróbicas y prendas separadas con temas de esquí que se sentían, bueno, temáticos, lo que hacía evidente la urgencia de atraer a los consumidores más jóvenes. Lo que le faltaba era un enfoque en el lujo o cualquier artesanía que refleje el rico pasado de Gucci.
Falta un enfoque de lujo
Las casas de moda a menudo hacen borrón y cuenta nueva cuando anuncian nuevas fechas creativas, por lo que las expectativas en Gucci no eran diferentes. Si bien la salida del Sr. Michele fue una sorpresa para muchos y, a pesar de las fatigas que la marca había acumulado en las últimas temporadas, hubo un reconocimiento colectivo de él por revolucionar la ropa sin género y marcar el comienzo de la inclusión de la marca. Su punto fuerte, al menos en los primeros días, era que por cada blusa con lazo que se vendía a un hombre, miles de cinturones y accesorios con el logotipo de la Doble G salían volando de los estantes. Esto llevó a la casa a luchar por la marca de los 10.000 millones de euros ya en 2018.
Sin duda, esta temporada ha sido un desafío para la casa dirigida por Kering, al tener que entrar en una nueva era, una que une el pasado y sienta las bases para quien lo nombre como su próximo líder creativo.
