Lujo, sí, pero discreto y minimalista. En los últimos meses, la tendencia Quiet Luxury se ha apoderado de la industria de la moda. Si bien las piezas de lujo con logotipos (muy) visibles han sido el centro de atención en los últimos años, especialmente en las redes sociales, las preferencias parecen estar cambiando hacia una moda más discreta.
En un momento en que los consumidores prefieren la moda más ecológica y más reflexiva que las compras compulsivas, Quiet Luxury es una extensión lógica de los nuevos hábitos de compra de los consumidores. Sean ricos o no, los clientes ahora quieren centrarse en la calidad, pero también en la discreción.
Lujo silencioso o cómo distinguir a los «ricos» de los «ultraricos»
En los últimos años, algunas celebridades, personas influyentes y las redes sociales han marcado tendencia al mostrar con orgullo sus compras de lujo como símbolo de su lujoso estilo de vida. En marcado contraste con este estilo de vida, los seguidores de Quiet Luxury asumen que la «riqueza real» no necesita tanta exposición.
Para aquellos que pueden permitirse comprar lujo, también es una forma de distinguirse. Pero ojo, si estas piezas son discretas, siguen siendo bastante caras. Atrás quedaron los grandes cinturones de Gucci, los conjuntos con monogramas de Marine Serre o las camisetas Supreme. Quiet Luxury está impulsada por marcas como The Row, creada por las hermanas Olsen, Khaite o Jil Sander.
Una nueva tendencia, ¿de verdad?
Quiet Luxury puede ser un término reciente, pero la tendencia no es nueva. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, las pioneras no son realmente fashionistas, sino todo lo contrario. Estaba Steve Jobs con las garras de Issey Miyake por $175. Otro genio de la tecnología, Mark Zuckerberg, también es fácilmente reconocible por sus camisetas que cuestan nada menos que $200.
Comprar menos ropa y optar por compras más pensadas y de mejor calidad que puedan durar más es la misión en la que se encuentra Quiet Luxury.
Este artículo apareció originalmente en FashionUnited.FR. Traducido y editado por: Rachel Douglass.